Os imagináis un coche a día de hoy en el que no pudiésemos bajar las ventanillas, no tuviera aire acondicionado, o mejor aún, sin dirección asistida. No, no nos lo imaginamos por una sencilla razón. Sin darnos cuenta, los fabricantes de coches han ido adaptándose a niveles de extras mínimos.
Pero seguramente nunca os habéis parado a pensar en cómo se llegó a inventar, o cuándo se consiguió poner estos extras que hoy se nos antojan como algo básico. En este artículo vamos a ver algunos de ellos, y también veremos cómo ha sido su evolución para ser cada vez más simples y fáciles de usar.
Elevalunas
El primer intento, o lo más parecido, empezó con cristales que se podían quitar y poner a voluntad de los ocupantes y de la climatología del lugar. También podemos ver antes de eso muchos modelos de coches con el parabrisas frontal abatible, y por supuesto las ventanillas laterales.
De esta tecnología vanguardista de quitar y poner cristales, nace la necesidad de hacer algo menos incómodo y más llevadero. Y esa necesidad viene saciada por el empresario alemán Max Brose que en 1928 desarrolló los elevalunas mecánicos que tanta guerra han dado y que todavía en algunos modelos básicos siguen dando. Según la información recopilada a día de hoy, el primer coche en incorporar el lujo de tener elevalunas eléctricos fue un prototipo de Buick, el Y-Job de 1938.
Fue en 1941 cuando Ford generalizó en sus Lincoln el extra de las ventanillas eléctricas. Desde entonces, se han ido generalizando por todos los modelos del mundo, facilitando la maniobra de bajar y subir las ventanillas.
Como nota, aparte de este tipo de mecanismo, también hemos tenido ventanillas plegables como las del 2cv, o correderas como las de los Land Rover más antiguos.
A/C, o Aire Acondicionado
Me encantaría probar un día de agosto a dar una vuelta por Madrid capital, con 39 grados, el asfalto derritiéndose bajo los neumáticos, y sin aire. No, no lo voy a hacer por mi salud y porque todos sabemos que a día de hoy no se plantea siquiera el que un coche traiga o no traiga aire acondicionado. Esto no era así hasta hace bien poco, véase los 80 y 90, donde todavía se podía elegir si querías desembolsar la cantidad necesaria para no derretirte en el asiento mientras esperas que el semáforo se pusiera en verde y volviera a circular el aire por el habitáculo. Es más, en países más al norte como Alemania era típico bajarte un coche y que no tuviera ese ansiado extra en nuestro país.
El primer coche en tener un aire acondicionado además de otros lujos, fue el Packard Super Eight de 1940. Algunas marcas como Cadillac emplearon sistemas de aire acondicionado que requerían abrir el capot y acoplar la correa del aire al compresor o quitarla, si no, siempre estaría funcionando debido a no poder hacerse desde el habitáculo.
Los gases también han ido evolucionando para no seguir dañando la capa de ozono a la vez que no nos derretimos dentro del coche. Pasamos del CFC-12, seguro que habéis visto en algún sitio eso de Cfc, sin más detalles es lo que se come la capa de ozono.
De ese gas malévolo pasamos a otro que es el R-134, y de este al último que estamos montando en nuestros coches ahora, el R1234yf.
Dirección Asistida
Los que tenemos cierta edad y hemos visto pasar unos añitos por la evolución de nuestros coches, sabemos de sobra que no siempre ha habido dirección asistida en los coches.
El tema está en que no es lo mismo los coches que carecían de dicho extra en los 90, ya que la mayoría de utilitarios montaba una llanta de 14 o 15 pulgadas como mucho. Podías comprar un VW Gti mk2 sin dirección asistida, y no perdias los brazos. Si probáramos eso mismo en el modelo de este año, con llantas de 20 pulgadas, posiblemente la tendinitis se convertiría en algo normal de nuestro día a día.
El caso es que el mérito de este invento lo tienen los norteamericanos de Chrysler. Imaginad que si a nosotros con nuestros pequeños coches europeos nos costaba girar en parado, pues el amigo americano con sus dos toneladas tenía que ser una auténtica odisea, por eso en 1951 Chrysler decidió montar la primera dirección asistida hidráulica.
Seguridad ante todo
La simple maniobra de bajar la manivela o subirla en marcha, es un riesgo para la conducción, una temperatura extrema puede causar un golpe de calor y su respectivo accidente, y una maniobra rápida de volante, en ciudad, puede salvar al peatón.
Son extras humildes a día de hoy, pero para a mi parecer no carecen de mérito.
Fuente: elcocherista.com